domingo, 5 de diciembre de 2010

Noches de desenfreno, mañanas de Ibuprofeno...

Salgo de casa entaconada y con prisas. Que para variar no llego al bus. Cuando llego a la parada todo el mundo se queda mirándome. Malditos tacones que retumban por toda la calle.
Menos mal que ha pasado el hermano de Sheila y nos ha recogido.
Cenamos y no podemos esperar más, así que sacamos la botella disimuladamente y en los vasos del bar nos echamos unos chupitos descaradamente, brindando y todo. Después de insistir al resto de la clase por fin nos vamos al parque, más concretamente a la plaza de toros, y nos apalancamos. Después de ir a mear repetidas veces, se acaba la botella, pero la marcha continúa y nos dedicamos a hacer el tonto y cachondearnos de los chicos de clase, ya que en representación del sector femenino de 4ºB sólo estábamos Sheila, Verónica y yo.
No sé cómo conseguí llegar al Multiusos, ni Sheila tampoco, pero lo hicimos, entramos y nos tomamos un chupito de lo mismo que llevábamos bebiendo toda la noche. Derrepente apareció él, y me besó. Si esque me encanta... Tampoco sé cómo sucedió, pero estábamos hablando apoyados en una columna y unos locos borrachos ardientes en pasión se abalanzaron sobre nosotros mientras se besaban, dejándonos incustrados en la columna. Hay gente para todo, desde luego... Aún recuerdo que también debo mencionar que este verano tenemos pensado ir de minivacaciones al pueblo de mi abuela ;)
A las tres de la mañana habíamos quedado con mi padre, que nos venía a recoger. Allí estábamos Crino, Cristiana y yo. Mierda, nos falta Sheila. No contestaba al móvil. Dos sombras aparecen de un túnel, si, es Sheila y otra persona, que no voy a mencionar. Esta persona quería meterse en mi coche, con nosotras, y a mi padre no le resultó muy gracioso, por lo que cuando arrancamos preguntó:
-¿Y ese gilipollas?
-No lo sé papá, no lo sé.


Esta entrada va dedicada a Crino, a Julia Galvez, a Sheila y a Verónica (lo estás haciendo de puta madre).

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Día del autobús...

Uff, menos cuarto, date prisa.
-Adiós mamá. Mmm... ¡Ya volveré!
Bah, siempre llega tarde, llego seguro. O a lo mejor no Alicia, yo que tú me daba prisa... Es verdad, date prisa.
Veo como pasa por delante de mis narices, corro, corro mucho. ¿Pero yo he corrido tanto alguna vez? Vale, ya estás dentro. ¡Dios! Con lo bien peinadita que yo había salido de casa, algo tenía que estropearlo. Ahí está ella, se ríe.
-Joder, casi no llego.
-Ya, te he visto -ríe- ibas un poco apuradilla...
En veinte minutos ya estábamos dando vueltas por Grancasa, buscando algo que, casi no encontramos. Porque la vida es así, cuando quieres algo y llevar dinero para comprarlo no hay nada que te guste, y cuando sólo vas ''a mirar'' todo, absolutamente todo te gusta. Sí, la vida y las mujeres somos así.
Al final lo encontramos, me esperaba algo mejor, pero no está nada mal.
-¿Qué hora es?
-Y media, no nos da tiempo...
El bus no llega, y nosotras tampoco llegamos al bus. Cuando llegamos a la zapatería el autobús ya ha salido. Cogeremos el siguiente.
-Venía para arreglar las tapas de los botines...
-Perfecto cariño, me das tu nombre y para mañana los tienes.
-Pregúntale cuánto cuesta, -susurrando- que le preguntes que cuánto cuesta...
-¿Cuánto cuesta?
Salimos de la tienda y nos dirigimos hacia McDonald's.
-Tía, que la mujer era un poco mayor, pero no creo que estuviera tan sorda como para no oírte...
-Pero qué va, si te lo he dicho bajito.